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La Iglesia de Santa Catalina Mártir es uno de los íconos más importantes en la ciudad de Valencia. Las personas que visitan la ciudad no se pierden esta cita, puesto que es un exponente de la belleza arquitectónica de la ciudad.
Hoy hablaremos sobre la historia de la Iglesia de Santa Catalina para comprender por qué es un destino imperdible en la ciudad.
Historia de la Iglesia de Santa Catalina: un viaje por la belleza.
Para comenzar por este viaje debemos entonces mencionar que todo comenzó con la conquista de esta ciudad la cual fue realizada por Jaime I en el año de 1238. Una vez que esto sucedió la decisión fue la de re organizar todo el aspecto urbano y con ello la distribución de las parroquias existentes.
Fue entonces cuando al arzobispo se le concedieron los cementerios musulmanes y también las mezquitas, sobre la existente en esa ubicación se construyó la iglesia de Santa Catalina que más tarde adquirió el rango de parroquia.
Pese a lo que podamos creer, este no era el nombre de la parroquia, Santa Catalina fue el nombre que designó el Rey Jaime considerando el hecho de que lo hacía en honor a su hija.
Todo parece indicar que la Iglesia de Santa Catalina data de 1245, época en la cual se comenzó con la construcción de diferentes parroquias alrededor del país.
Dentro de las características importantes que debemos mencionar sobre esta Iglesia, encontramos que posee tres naves con contrafuertes laterales alrededor de las cuales se ubican las capillas, y el ábside que cuenta con una iluminación perfecta debido a su forma poligonal. Aunque lo más llamativo y algo que es considerado como obra maestra del barroco valenciano es su torre, de planta hexagonal, con cuatro alturas y una adicional para el campanario que la hace reconocible y la ubica desde cualquier punto elevado de la ciudad.
Una de las maravillas que la hace imperdible para los visitantes es su característico estilo gótico, es una de las pocas iglesias de este estilo en la ciudad.